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Estudios

La transferencia del conocimiento convertida en un dictamen pericial

15 marzo 2018

Los dictámenes periciales son una forma de transferencia de conocimiento del entorno universitario que se pone a disposición de la sociedad. El beneficio es mutuo, mientras que el cliente obtiene una evaluación objetiva de un experto, el profesor sigue tomando conciencia de lo que sucede en su entorno industrial y aprendiendo día a día.

 

La realización de informes o dictámenes periciales es una de las actividades que IQS Tech Transfer ofrece a sus clientes. En este tipo de servicios, un perito experto en una determinada materia elabora un documento de evaluación de los hechos ocurridos en un siniestro y de los daños ocasionados o de valoración de las posibles irregularidades que presentan algunos productos en términos de calidad y cumplimiento de normativas técnicas.

El procedimiento habitual que seguimos en este tipo de situaciones se describe a continuación.

En primer lugar, se concreta una reunión inicial entre el cliente y el experto técnico para conocer la exposición inicial de los hechos, el alcance y los posibles argumentos a tener en cuenta en el posterior estudio.

A continuación, se elabora la oferta técnica y económica para la ejecución del trabajo incluyendo los honorarios del profesor así como de los costes asociados a la realización de análisis, visitas a las instalaciones, trabajo de datos y reuniones.

Tras la aceptación por parte del cliente, se inician los trabajos obteniendo la máxima información posible. Cuantos más datos se facilite al perito más clara tendrá la verdad del hecho. Cualquier omisión de datos o pruebas juega en contra y resta valor al dictamen que realiza el experto.

IQS garantiza la máxima imparcialidad y objetividad por parte de sus expertos. No obstante, debemos tener en cuenta que cada técnico realiza los informes periciales según sus conocimientos y experiencia. De manera que no todos los informes periciales son iguales. En un informe pericial el experto se limita a exponer y argumentar pero sin dar una valoración profesional ni una opinión al respecto. Por su parte, un dictamen incluye además la opinión del experto y detalla recomendaciones sobre acciones a tomar. El contenido estándar de un informe incluye una descripción de los antecedentes, el objeto a ser evaluado, la realización de la inspección ocular, la toma de muestras o recogida de datos, la descripción de los daños, los análisis o cálculos realizados y las posibles causas. El dictamen se completa con una opinión del experto, las propuestas de actuación y las conclusiones alcanzadas.

En la reunión final, el experto entrega el informe o dictamen al cliente y responde a sus cuestiones. Con esta información, el cliente decide si es mejor negociar un acuerdo con la otra parte o bien presentar el dictamen pericial ante el juez. En esta segunda opción, muy posiblemente cada parte aporte sus informes periciales que son analizados y confrontados por el juez para intentar emitir un veredicto.

Años más tarde, cuando el perito recibe la citación judicial por fax, se pone en marcha la etapa final en la cual es necesaria una preparación previa con el cliente y sus abogados para conocer con detalle el contexto global del caso y enfocar la defensa de los argumentos aportados en el dictamen.

Durante el juicio, el experto debe exponer la situación y su punto de vista mediante respuestas a las preguntas que, a veces difíciles, formulan los diferentes agentes participantes (acusación, defensa, fiscalía y juez).

Por último, solo cabe esperar el veredicto del juez, que en general tiene lugar unas semanas después y se comunica a las partes. A menudo, esta comunicación llega a los expertos a través del cliente.

 

¿Qué puede ir mal?

No siempre este tipo de trabajos fluye con la dinámica anteriormente establecida y es entonces cuando surgen algunos de los problemas que se detallan seguidamente.

En ocasiones el cliente no es transparente y no proporciona una información completa. No indica que se trata de un conflicto, ni alerta de que pueda derivar en un proceso judicial. Ni tan siquiera solicita un “informe o dictamen pericial”, sino que solicita un análisis comparativo de las características técnicas de dos muestras o solicita asesoramiento ante una situación determinada sin demasiados detalles. Esto es un error. Si no existe confianza mutua, poco podremos hacer para que el dictamen sea completo, imparcial y objetivo.

Posteriormente, por sorpresa, el profesor recibe una citación judicial que no siempre contiene la información suficiente para poder relacionar el hecho con algún informe realizado hace mucho tiempo. Recordemos que en el entorno judicial se trabaja a menudo en diferentes órdenes de magnitud de tiempos. Puede darse el caso, que transcurrido tanto tiempo, en nuestros archivos históricos no se conserve esa documentación.

Si a pesar de lo anterior, conseguimos identificar “el caso” y recuperar la documentación relativa, el siguiente paso es intentar ponernos de nuevo en contacto con el cliente. Intento que en ocasiones se ve frustrado. Sin preparación previa, sin honorarios establecidos y con la posible multa por infracción en caso de no presentarse, el profesor ajusta su agenda, sus clases, exámenes y viajes para acudir a la cita en el juzgado que corresponda en el día y hora señalado. La posibilidad de que pueda llevarse a cabo una buena defensa se desvanece y los resultados difícilmente serán los deseados.

En conclusión, los dictámenes periciales son una forma de transferencia de conocimiento del entorno universitario que se pone a disposición de la sociedad. El beneficio es mutuo, mientras que el cliente obtiene una evaluación objetiva de un experto, el profesor sigue tomando conciencia de lo que sucede en su entorno industrial y aprendiendo día a día. Sin duda, esta colaboración es buena para la sociedad.

 

Dra. Núria Vallmitjana

Directora de IQS Tech Transfer